En ese orden de ideas, si ni siquiera
podemos meter a la cárcel a los terroristas que usan uniforme, andan con
fusil y son capturados en el lugar de los hechos (campamentos
guerrilleros, por ejemplo), mucho menos seremos capaces de desmantelar
las estructuras “camaleónicas” de la organización terrorista que se
mezclan con facilidad entre la ciudadanía y la legalidad. No solamente
por la dificultad per se que esta realidad presenta para la
administración de justicia, sino más bien y sobre todo por una especie
de inmunidad “recreada” que cubre a estos personajes al interior del
aparato judicial. Resulta paradójico y preocupante que se avance
rápidamente en los procesos de lo que se ha denominado “parapolítica”,
pero no se haya avanzado ni un ápice en aquellos otros de
“farcpolítica”.
Solamente los ingenuos pueden pretender
creer y hacerle creer a la sociedad que después de 47 años de
existencia, esta “guerrilla” no haya logrado infiltrar sus cuadros en
las más altas esferas del país. Nadie recuerda, muchos por conveniencia,
que las Farc se han denominado siempre una guerrilla político-militar y
el peso que tuvo el Partido Comunista en su direccionamiento es todavía
motivo de estudio, en la medida en que la historia de esta
organización, en su mayoría, nos la han contado miembros intelectuales
de la izquierda con preocupantes vicios de fondo en sus apreciaciones.
Pero dejando ese pasado y enfocándonos en el presente, vale la pena
reflexionar sobre tantos que han sido mencionados por unos y otros y que
siguen por ahí con inmunidad “injustificada”, y las víctimas en la
absoluta impunidad.
Cualquier jurista serio puede aseverar
que a pesar de que la Corte Suprema de Justicia haya declarado ilegales
las pruebas del computador de Raúl Reyes, estas sirven como indicio en
las investigaciones; la responsabilidad de los operadores judiciales y
de investigación es buscar validar o invalidar esa información a través
de pesquisas sistemáticas y coherentes con los procesos que se
adelantan. A pesar de ello, “Cienfuegos” salió libre, y otros tantos
respiraron tranquilos luego de tal decisión ya que saben de las
limitaciones materiales e inmateriales de nuestros jueces y fiscales.
El libro de ISS tiene perlas increíbles,
propias de una novela, pero que son tan veraces como la existencia de
las Farc. Resulta inexplicable que toda esa información no sea procesada
por la justicia de Colombia de manera seria y profunda; nuestros jueces
están muy ocupados en otras labores, pero resulta que estos asuntos son
parte de la seguridad nacional del país y, desde mi humilde punto de
vista, deberían representar una prioridad para todos los colombianos. Se
trata nada más ni nada menos que de las personas que desde la legalidad
colaboran con las Farc para que estas logren sus objetivos y planes
estratégicos, en otras palabras, son tan culpables como el cabecilla de
frente y más aún que el guerrillero raso, de los atentados terroristas,
de los secuestros, del reclutamiento forzado de los jóvenes, de los
ataques a poblaciones y de los demás vejámenes que cometen contra el
pueblo de Colombia y sus instituciones.
Para mí resultan más peligrosos que Cano
y Márquez, o que Catatumbo y Mauricio, o que Huesitos y El paisa,
porque se camuflan al interior de la sociedad para acertarle desde
adentro un golpe mortal. Son unos cobardes incapaces de reconocer su
militancia en la organización terrorista, y se enorgullecen de su
irremediable hipocresía. Tengo la esperanza de que algún día, ojalá
cercano, se sepa la verdad y estos prohombres de nuestra sociedad sean
declarados culpables de traición a la patria y de todos esos delitos que
ayudaron a cometer contra el pueblo de Colombia.
Ya cayeron, por fin, gran parte de los
políticos que tuvieron la torpe idea de aliarse con los paramilitares,
ahora falta que caigan aquellos que comulgan y trabajan para la
organización guerrillera. El tiempo sabrá darnos la razón, y seremos
muchos los sorprendidos.
Escolio: Salud
Hernández-Mora no necesita defensa alguna, su trabajo de décadas de
periodismo serio hablan por sí solo. No entiendo el interés mezquino de Un Pasquín
en ese irrisorio correo, pero Vladdo y compañía se hacen los de la
vista gorda ante otros correos, más comprometedores, de sus “amigos” con
organizaciones declaradas terroristas, como las Farc. Salud sigue
saludable, ojalá muchos de los que la critican hubiesen recorrido el
país como ella lo ha hecho, sin temor y con absoluta convicción.
Conozca el original: http://www.kienyke.com/2011/09/29/de-indicios-e-impunidad/
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