
Un tenebroso cuadro surge de las delaciones de Inocencio Meléndez. Ellas serían la prueba reina que, desde la oficina del alcalde, se habrían tomado las decisiones que favorecieron a una rosca de contratistas, cercano a los Moreno.
De las confesiones que Meléndez ha entregado a la fiscalía y a la radio, se evidencia que un reducido grupo de personas, amigos de los hermanos Moreno, alcalde y senador, tenía acceso privilegiado a la información de las licitaciones sobre los grandes contratos de la ciudad. Dicho voraz grupúsculo, conformó un cartel que controlaba la administración y se ganaba cuanto contrato grande se adjudicaba.
¿Quiénes conformaban, según Meléndez, ex director jurídico del Idu, la rosca beneficiaria en materia de grandes contratos? Emilio Tapias, contratista, alias ‘el gordo’. Según Meléndez, Tapias se presentaba como el amigo íntimo de Iván Moreno. Julio Gómez, contratista, alias ‘peluche’, el abogado Álvaro Dávila, alias el ‘enano’, Samuel Moreno, ‘alias la doctora’, Iván Moreno, alias ‘el jefe’. Dice Meléndez, a quien la rosca llamaba ‘kunta kinte’, que cuando se referían a los dos hermanos Moreno se los llamaba con el alias ‘la casa’. Nos encontramos entonces con una forma de actuar que es propia de organizaciones criminales, de los bajos fondos del hampa.

La directora del Idu, Liliana Pardo, alias ‘la mamá’, aparece en todo esto como una funcionaria que no se paró en la raya y no fue capaz de decirle no a un alcalde, que se entrometió al máximo y de manera ilegal en procesos de contratación, que debían ser autónomos y transparentes.
El abogado Álvaro Dávila emerge, de la descripción que hace Meléndez, como el hombre de confianza del alcalde. Dávila, habría sido el verdadero jefe de Ana María Ospina Valencia, subdirectora corporativa del Idu. A través de ella, Dávila habría tenido un acceso permanente a información confidencial sobre los procesos de licitación. ¿Fue acaso Dávila, con sus poderosas conexiones en los medios y la justicia, uno de los cerebros de este funesto proceso?

Ante la Fiscalía, Meléndez dijo que el procurador segundo distrital, Hernán Briñez Rojas, “quien habría sido cuota de Gómez Pavajeau, archivó en algunas oportunidades investigaciones contra funcionarios del IDU debido a que era muy cercano la ex directora del instituto e incluso una de las funcionarias de la unidad de valorización era su recomendada”. Asi funcionaba la sofisticada telaraña que la rosca de la contratación tejió en Bogotá.
Frente a uno de los casos de mayor ineptitud y de más turbiedad de las administraciones del Polo, la gestión de las obras de transmilenio por la carrera 7a, Meléndez cuenta como 6 meses después de haber sido retirado de dicha entidad, recibe una llamada de otro de los directores del Idu, Néstor Eugenio Ramírez, tristemente célebre porque juró ante las cámaras que entregaría a tiempo las obras en Bogotá. Ramírez habría presionado a Meléndez para que firmara un acta, que este, cuando estaba en el cargo, había considerado completamente ilegal. En su momento, el alcalde Moreno también le habría presionado para que firmara ese documento. Dicha acta tenía que ver con una adición al contrato de la 7, la cual solo podía hacer por medio de una licitación. Esta es una grave evidencia de cómo manipulaban todas las normas, con tal de beneficiar a los contratistas señalados desde la alcaldía. Según Meléndez, el contrato actual es ilegal, puesto que dicha acta sigue sin la respectiva firma.
Durante los últimos años nuestra ciudad fue un vasto campo en el que, impunemente, los hermanos Moreno Rojas pusieron las entidades claves del distrito a trabajar, no a favor de los ciudadanos, sino en beneficio de un cartel de contratistas. Los integrantes de dicho cartel se convirtieron en los verdaderos jefes de las entidades y las decisiones más importantes no fueron pensadas desde los intereses de la ciudad, sino en beneficio de ese grupúsculo de voraces contratistas.

La fiscalía tiene una deuda enorme con la ciudad. Descubrir la gigantesca trama de saqueo de la ciudad por una rosca mafiosa, que se repartió la contratación y que nos ha llevado al retroceso urbano más grande en una generación. ¿En cuántas entidades del distrito todavía siguen mandando los mismos contratistas y funcionarios, integrantes o cómplices, del mafioso cartel de la contratación?
Conozca el Original: http://www.lasillavacia.com/elblogueo/jcflorez/25714/conspiracion-criminal
terriblemente polémico, está es la clase dirigente, pero garrote para nosotros los electores en primer lugar, perdemos el poder que tenemos, lo endozamos con una facilidad.
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