lunes, 20 de febrero de 2012

El homicidio resulta difícil de medir

El homicidio podría ser el crimen más concreto. En la mayoría de los casos, si hay un asesinato hay un cuerpo, lo que lo hace la medida preferida de los expertos que comparan índices de crímenes entre ciudades y siguen tendencias. 

Sin embargo, como lo demuestran dos rankings recientes, incluso las cifras de homicidios pueden ser mal interpretadas o ser inexactas. En enero, un grupo mexicano de defensa del ciudadano publicó un ranking de las 50 ciudades con mayores índices de homicidios del mundo. Cuarenta están en América Latina, pero algunos de los lugares más violentos de África y Medio Oriente quedaron al margen por falta de datos. Los críticos también apuntan a que muchos de los números subyacentes se originan con la policía local, cuyo compromiso a la veracidad varía. 

El homicidio es un "crimen serio que preocupa a mucha gente, es bien medido y es hasta cierto grado bien reportado", dice Alfred Blumstein, un criminólogo de la Universidad de Carnegie Mellon. "Esto no quiere decir que no haya varias maneras de distorsionar la medida". 

Entre los factores que nublan los números de homicidios están las brechas entre las cifras que entregan la policía y las de las organizaciones de salud pública. La discrepancia es amplia en muchos países africanos y algunos caribeños. Las Naciones Unidas atribuyen la disparidad a varios factores, incluidas diferencias de definición —¿deberían contarse los asesinatos de honor?—, una falta de infraestructura de salud pública y una reducción de las cifras reales —posiblemente deliberada— por parte de la policía. 

Estos retos no disuadieron a José Antonio Ortega, del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A.C. en México, quien ha producido rankings de las ciudades de al menos 300.000 habitantes con los índices más altos de homicidio del mundo. 

Expertos en crímenes disputan los hallazgos de Ortega por depender de una gran variedad de fuentes, incluidos informes periodísticos. También ven como un problema que las ciudades marquen sus fronteras en diferentes maneras ya que aquellas que incluyen suburbios aledaños podrían reducir sus tasas de homicidio de manera artificial.

Ortega argumenta que todas las ciudades ven sus poblaciones crecer durante el día así que eso no debería afectar sus posiciones relativas. 

Tomado de: http://online.wsj.com/article/SB10001424052970203711104577201494200511800.html?mod=WSJS_actualidad_MiddleTop

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